Equilibrio

Dicen que vivir es buscar el equilibrio entre dos puntos que no existen. 

Cada día tomamos decisiones, elegimos quiénes somos y cuál es nuestra relación con los demás. Los valores y las creencias están muy implicados en estas elecciones. Nos ayudan a ser más rápidos. A tener claro lo que nos parece justo y lo que no. Si estamos siendo o no respetados, si hay algo que interfiere con nuestra libertad, hasta dónde creemos que hemos ser de tolerantes, ….

Y esto aplica también para las marcas. Ir encontrando ese equilibrio en la relación con nuestros clientes es un asunto nuclear. Porque, sabemos que es imprescindible poner al cliente en el centro de la organización, pero es también imprescindible que la propia organización tenga bien definidos e integrados sus valores. Sucede, en ocasiones, que la oportunidad que brinda la tecnología de conocer en el minuto a minuto lo que nuestra marca está representando para el mundo, nos lleva a realizar movimientos adaptativos y complacientes, que nos alejan de esos valores. Y ese es precisamente el lugar en el que se pierde el rumbo. De hecho, resulta incómodo ver a algunas marcas “traicionarse”, para responder a expectativas que nada tienen que ver con su adn.

Decidir  hasta dónde estamos dispuestos a llegar como marca, sin renunciar a nuestros valores, es la clave para encontrar ese lugar equilibrado desde el que relacionarnos con el cliente. ¿Lo buscamos?